SÁHARA OCUPADO: DESPUÉS DE UN SIGLO DE OCUPACIÓN ESPAÑOLA Y 33 AÑOS DE OCUPACIÓN MARROQUÍ
La lucha de un pueblo por su independencia
Texto y fotos: Edu Navarro
La muerte es obligatoria, pero la esclavitud no”, es un proverbio saharaui que expresa como pocos el sentir de un pueblo obligado a vivir casi un siglo bajo la ocupación española, y 33 años ya bajo la marroquí...
El exilio saharaui comenzó en 1975, año de los infaustos Acuerdos Tripartitos de Madrid y la primera Marcha Verde. Marruecos bombardeaba con napalm y fósforo blanco las ciudades saharauis y los primeros asentamientos de refugiados se creaban, matando a miles de personas y empujando a tantas otras a cruzar la frontera argelina para no ser alcanzadas por las bombas. El proceso de descolonización de este pueblo sigue sin ser una realidad mientras el mayor Muro de la Vergüenza del mundo, con más de 3.000 kilómetros, separa a miles de familias. No es casualidad que los ingenieros de este muro sean israelíes, ni que Marruecos esté ausente de la Unión Africana mientras la RASD es miembro fundador.
Nada es fácil en los campamentos de refugiados saharauis, situados en la inhóspita Hammada del sur de Argelia. Sin embargo, la escolarización del 100% de los niños, la creación de escuelas para discapacitados en cada campamento y un sistema nacional de salud basado en la prevención y la atención primaria son algunos de los logros de un Gobierno que carece de recursos, a excepción de la ayuda humanitaria, la cual es imprescindible para todos los aspectos de la vida cotidiana, desde la alimentación hasta los materiales sanitarios y educativos.
Las circunstancias excepcionales, es decir, la guerra, que supusieron la formación del Gobierno en el exilio empujaron a la formación de toda la estructura social (educación, sanidad, etc) que hoy hace posible la subsistencia en el desierto. Los hombres se convirtieron en combatientes mientras las mujeres asumían la responsabilidad de la haima y una masiva participación en la gestión política y administrativa de los campamentos. Este rol de la mujer no es fruto de esa situación sino parte fundamental de la cultura ancestral del pueblo saharaui.
Pero no toda la población saharaui vive exiliada. Los que no están en la diáspora permanecen bajo la ocupación marroquí, en los territorios legítimamente reclamados por la RASD. Allí se suceden sistemáticamente violaciones de los derechos humanos, torturas, muertes, desapariciones, juicios sin garantías e injustas condenas. Una represión generalizada invisible a los ojos del resto del mundo. Marruecos no ha cumplido ni una sola de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y ha bloqueado todas las iniciativas para la celebración de un referéndum de autodeterminación, ya que sus intereses estriban en la explotación de los cuantiosos recursos naturales de la zona. El desencanto de la población ocupada ante el estancamiento del conflicto y el absoluto silencio mediático desembocaron en 2005 en el comienzo de una intifada pacífica que el reino alauí reprime violentamente.
1. 27 DE FEBRERO. La mirada de una joven estudiante habla de esperanza y de tranquilidad. En el campamento que lleva el nombre del día de la proclamación de la RASD, 27 de febrero, se levanta la Escuela Nacional de Mujeres, cuyas funciones van mucho más allá de la educación: es uno de los pilares de una conciencia social de igualdad de género antiquísima en este pueblo.
2. BANDERA DE LUCHA, ESPERANZA Y LIBERTAD. La esperanza del pueblo saharaui por volver algún día a su tierra se mantiene intacta pese a la negativa marroquí a respetar sus legítimos derechos.
3. NINÑOS REFUGIADOS. Los viernes es el día no lectivo en las escuelas de los campamentos, y los niños juegan en las calles como en cualquier lugar del mundo, ajenos al hecho de que el resto del mundo es ajeno a su situación.
4. SALUD. La carencia de medios dificulta la atención sanitaria, que se centra en la prevención.
5. HOSPITAL NACIONAL SAHARAUI. El Sistema Nacional de Salud se divide en tres niveles de atención: un ambulatorio en cada barrio, un hospital provincial en cada campamento y un único hospital nacional con capacidad quirúrgica.
6. ESCUELA NACIONAL DE MUJERES. Unas mujeres trabajan en uno de los talleres de la Escuela.
7. CAMINOS DE ARENA. Unas pocas pistas asfaltadas comunican algunos de los campamentos, pero para llegar a Aussered y a Dajla (el más pobre y alejado, a unos 150 km) hay que atravesar el desierto, incluyendo sus dunas, lo cual dificulta el acceso a muchos vehículos y repercute en un descenso de la cantidad de ayuda que llega a estos campamentos, así como en su incomunicación en caso de emergencia.
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